Soy un alma desnuda en estos versos, alma desnuda que angustiada y sola va dejando sus pétalos dispersos. Alma que puede ser una amapola, que puede ser un lirio, una violeta, un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta y ruge cuando está sobre los mares y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares dioses que no se bajan a cegarla; alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla con sólo un corazón que se partiera para en su sangre cálida regarla. Alma que cuando está en la primavera dice al invierno que demora: vuelve,
caiga tu nieve sobre la pradera. Alma que cuando nieva se disuelve en tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve. Alma que a ratos suelta mariposas a campo abierto, sin fijar distancia, y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia, de un suspiro, de un verso en que se ruega, sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega y negando lo bueno el bien propicia porque es negando como más se entrega. Alma que suele haber como delicia palpar las almas, despreciar la huella, y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella, como los vientos vaga, corre y gira; alma que sangra y sin cesar delira por ser el buque en marcha de la estrella.
Siempre Alfonsina…
No son los dioses inalcanzables, tú estas muy alto.
6 comentarios:
A veces me pregunto si realmente existe eso tan etéreo a lo que llamamos -Alma- o es solo la -necesidad- de sentir que la poseemos.
Excelente texto.
Un beso en esa parte desalmada/oculta.
Somos tan pequeños... nos hacen falta tanas "cosas": personas, situaciones, lugares, amores... alma... Esa entidad que a veces otrso descubren para nosotros y luego no concebimos vivir sin ella.
HERMOSISIMO! Que bello leerte , como te fué en los paseos ocultos de la introspección?
Todo bien?
Se te extraña...
Duendecillo (como a veces me llamas)
Gracias por tu visita, te he leído por segunda vuelta y más me ha gustado...Que maravilla sentirte tan bien es éste retorno.
Un abrazo fuerte...
Duendecilla
Son tan pocos los momentos en que nos atrevemos a desnudarnos de tanto... quizás porque depende delante de quien estamos, no? Si hasta con uno mismo se siente pudor!
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